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Diario de clase de Leticia Cossettini, 5to grado Año 1940
Mes de Abril [ver completo]
¡Elecciones del Centro Estudiantil Cooperativo!...
Desde hace días la escuela entera vibra ante la proximidad de este acontecimiento!
La proclamación de candidatos, las asambleas públicas de cada partido con su consiguiente programa de gobierno y una propaganda admirablemente hecha, son episodios memorables que los niños jamás olvidarán.
Mientras alumnos de diversos grados preparan copias mimeográficas otros hacen carteles e inscripciones de grandes proporciones en las paredes del patio de juego, y los más pequeños se agitan conmovidos. Ana María de 9 años hace todos los días treinta “volantes manuscritos” que distribuye entre sus compañeros de clase exhortándolos a votar por la “lista celeste” donde están los mejores chicos, entre ellos, claro es, su hermano Rodolfo. José María, el nieto de la vieja portera está redactando un discurso que comienza con una irrefutable verdad “Lista celeste triunfará porque cada compañero sabe que ella significa el progreso de nuestro Centro Estudiantil Cooperativo” y cuando el día de las elecciones llega y el acto electoral se realiza con una seriedad y una honradez que avergonzaría a “los grandes” enceguecidos por mezquinos intereses; y cuando se realiza el escrutinio que presencian todos los niños la lucha pareja que asegura la victoria de la lista celeste por dos votos de ventaja, el minuto tiene entonces una vibración tan honda que al silencio expectante sigue el hurra, que es risa y abrazo y es lágrima de gozo y de pena.
Ernesto, nuestro querido Ernesto, leal y bueno, que por vez primera toma parte activa en estas luchas actuando como candidato de la lista derrotada, entra al grado silencioso y tomándose la cabeza entre sus puñitos apretados rompe en llanto incontenible. Sus compañeros se acercan y palmeándolo con afecto lo consuelan.
Lo siento mucho- le dice José María su adversario de unos minutos antes, pero su verdadero amigo de siempre.
-Lloro... porque tengo pena... pero no porque tu hayas ganado y torna a sollozar...
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